La edad exacta de la creación del ámbar báltico no es bien conocida. Sólo sabemos que el ámbar se hizo de la resina de los árboles que crecieron en el lugar de los países escandinavos de hoy y en el norte del Mar Báltico, que en ese momento era el continente. El bosque del ámbar ya existía en el Paleógeno. El clima un poco más caliente que de hoy infuyó al crecimiento de los típos de árboles en el bosque donde se encontraban: los árboles coníferos, los árboles frondosos, las palmeras y cícadas. Tampoco se conoce las especies de árboles de las cuales viene esta resina fósil. Lo más probable es que era un árbol conífero de la famila de los pinos.
La razón por la cual los árboles segregan la resina tan abundantemente tampoco está claro. Una de las hipótesis más probables vincula este hecho con el aumento de la actividad volcánica que se produjo a finales del Paleoceno y en el Eoceno temprano, hace 58-48 millones de años. Según esta teoría, formulada por la botánica polaca la profesora Hanna Czeczot la razón podría ser la ceniza volcánica que se colcaba en las ramas de los árboles.
La resina producida por los árboles fluyaba de los lugares heridos. Chorreaba de las ramas rotas, corría por la corteza, se reunía bajo la corteza llenando las brechas en los troncos y raíces. En muchos sólidos del ámbar se conservaron las huellas de la corteza y la fibra de madera.
La resina que fluyó a fuera durante un tiempo permanecía no coagulada. En esta trampa pegajosa caían a menudo los insectos, a veces, por ejemplo, los escorpiones y pequeños reptiles. Pasaba que en la resina se sumergieron las plantas, las gotas del agua o las burbujas del aire. El cuerpo extraño dentro de los sólidos del ámbar se llama las inclusiones. Estos nos dan una oportunidad única de ver el mundo desde hace millones de años en una forma casi no cambiada.
En el bosque del ámbar los árboles talados a causa de desastres, enfermedades o simplemente por su edad cayeron al suelo. La resina endurecida sique estaba metida en sus troncos, y cubrida con otras capas de la camada hoarasca se descomponía lentamente. Así que la resina de la que vinó el ámbar báltico por un tiempo se mantuvo en una capa superficial de sedimentos en el sitio donde se originó.
En el último período del Eoceno, hace 37-34 milliones de años, a causa de las actividades erosivos de los ríos los sentamientos estaban lavados gradualmente. La zona del norte, que hoy ocupa el Mar Báltico era probablemente un extenso valle, cuyo eje principal era un río hipotético llamado por la investigadora polaca del ámbar la profesora Barbara Kosmowska-Ceranowicz el Erídanos.
Las aguas del Erídanos llevaron el ámbar junto con las rocas desmoronadas al sur y depositían este material en forma de la delta de un río en una bahía del mar Eoceno muy superficial. Porque entre las rocas desmoronadas dominaba el típico sendimiento marítimo la glauconita con un color característico de verde-azul, estos depósitos eran llamados ‘la tierra azul’.
Durante los próximos millones de años las capas de la tierra rellenada con el ámbar permanecieran cubiertos por los depósitos posteriores hasta los principios del Pleistoceno. Hace un millón de años se ocurrió el primero de una serie de glaciaciones. El glaciar escandinavo que se movía y retrocía llevaba los fragmentos de sedimentos del ámbar y los dispersaban al terrneo donde hoy se encuentra Polonia. La mayor parte de estos sendimientos, sin embargo, permaneció intacta. Hoy en día están situados a lo largo de la costa sur del Mar Báltico y son la fuente principal de la extracción del ámbar báltico.